Anma

Descubriendo algo maravilloso

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TEB es una cooperativa social que desde 1965 ha desarrollado iniciativas secundando profesional y socialmente a personas con discapacidad intelectual y en riesgo de exclusión, emplazada en Barcelona. Para facilitar su integración, ofrece una serie de servicios y productos de calidad, entre ellos cuenta con la marca “La despensa social”, que comercializa cereales y especias.

Después de un tiempo en el mercado, esta marca de producto no goza del reconocimiento deseado y necesita un impulso que la ayude a colaborar de forma efectiva en la causa de TEB.

Inspirando con cada acción

Branward trabajó junto al equipo directivo de TEB en un proyecto que partió del análisis de la propia cooperativa para focalizarse posteriormente en la realidad de la marca “La despensa social”.

Pudimos observar que la  tendencia hacia el consumo consciente es ya una realidad contrastada, a pesar de ello la marca no había potenciado su relación con la organización. Constatamos también que el nuevo marco económico-social obliga al  tercer sector a estar preparado para la competición en el mercado, sin embargo los recursos propios para impulsar la marca eran muy limitados. Esto hacía necesario plantear una estrategia disruptora con la trayectoria que la marca había llevado hasta el momento.

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El valor del significado

La nueva estrategia para la marca parte de comprender que es preciso dejar de pensar en la oferta para focalizarse en el resultado. Partimos del territorio que denominamos “el valor del significado”, convencidos de que el camino hacia la igualdad de oportunidades requiere elevar la conciencia de la sociedad hacia una visión más objetiva que incluya las realidades de los no favorecidos.

Esto condujo a comprender que la marca debe ser un catalizador que consiga inspirar a las personas en su aportación individual a la sociedad. Debe tener la capacidad de remover conciencias, su carácter ha de ser único para destacar en el mercado, debe percibirse que se trata de un valor seguro.

La marca ha de configurarse como un contenedor de significado, un impulsor para todos aquellos que toman conciencia de que cada pequeño gesto puede marcar una gran diferencia. Nos encontramos frente a la oportunidad de construir una marca icónica.

El nombre hace la cosa

“La despensa social” es un denominativo que remite a alimentación, visualmente el término “social” queda en un segundo plano. La nueva marca está llamada a ser mucho más que una marca de alimentación, debe tener la capacidad de contener un portafolio amplio y ser capaz de traspasar la barrera del consumo para alcanzar un nivel social. Debe remover conciencias, debe llegar al alma de las personas.

Creamos un nuevo nombre, “Anma”, que remite directamente al lado emocional de cada uno. Nace de un juego de palabras entre “alma” y “ànima” (término en catalán para ‘alma’). Tiene la fortaleza para ser transversal a distintos segmentos de mercado y prácticamente se convierte en un palíndromo, muy fácil de recordar.

Identidad verbal

La personalidad de la marca toma un cierto carácter provocador, llama la atención de todo aquel que contacta con ella. Bajo la idea de marca “Haz algo maravilloso”, creamos una narrativa que impulsa el descubrimiento y la participación individual, fiel al propósito de la marca. ¿Consumes o colaboras?

Las personas configuran el centro de la estrategia, tanto desde una perspectiva externa como interna. Por ello, dimos voz y protagonismo a distintas mujeres y hombres que se transforman así en verdaderos protagonistas.

Sentido, sensibilidad, deseo

El packaging empieza y termina en la marca. La estrategia de packaging nos llevó a trasladar directamente el adn de la marca a los propios envases. En este caso, bajo una idea de minimalismo e impacto, creamos un diseño capaz de sintetizar lo verdaderamente importante.

De una parte, el packaging situa los intereses del cliente en el centro transmitiendo de forma clara el adn de la marca. De otra parte, se convierte en herramienta de comunicación con toda la sensibilidad capaz de invitar a la acción. Finalmente, consigue llamar la atención y despertar el interés, como resultado de los dos puntos anteriores.

El resultado fortalece los valores de la marca y eleva la percepción que se obtiene de la misma.