El nombre es el primer punto de contacto de una marca con su entorno. Qué duda cabe de que un mal nombre es un mal principio. Por tanto, debería ser aglutinador del conjunto de significados que queremos que se asocien a ella, lo cuál no es tarea sencilla. Construir un buen nombre de marca requiere de una dosis de creatividad, pero sobretodo de una buena metodología y herramientas contrastadas. A pesar de ello, todavía hay quién piensa que con un poco de ingenio es suficiente, respaldado por casos singulares como Mercedes, Manzana (Apple) o Naranja (Orange).
No podemos negar que cualquier nombre puede dotarse de contenido propio a lo largo del tiempo, pero también es cierto que un buen nombre facilitará ese proceso, evitará riesgos y reducirá los costes de implantación.
Peor es aún el caso de los acrónimos (nombres en siglas) y la reciente tendencia a las abreviaturas de marcas conocidas. Marcas como, por un lado, FNAC (Fédération Nationale d’Achats des Cadres), AEG (Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft); o por otro como CK (Calvin Klein), o KFC (Kentucky Fried Chicken) abren el juego para que sus siglas puedan sufrir cualquier tipo de interpretación, en la mayoría de los casos mal intencionada.
Comento todo esto porque en estas fechas no me queda más que incluir también en este grupo a XMAS, abreviatura de Christmas. ¿Cómo se ha introducido en nuestra cultura venciendo a los factores negativos asociados a la sigla “X”? ¿Sigue alguna regla de Naming?
Dejando para otro momento la discusión de si la Navidad (Christmas) puede ser o no una marca, creo sinceramente que si en su versión completa puede apelar más a un genérico, cuando aparece la versión anglófona abreviada “XMAS” el concepto cobra aún más fuerza y actualiza el significado principal del nombre para trasladarlo a uno más actual, sinónimo de momento de consumo.
Sin embargo, la justificación de este acrónimo se traslada a la propia historia y cultura religiosa cristiana. La X representa en griego el fonema “chi”, la primera letra de la palabra “Christo”, asociado ya a la propia escritura del Antiguo Testamento. Nada que ver con lo que muchos pueden creer vinculado a un uso informal del lenguaje. Por tanto “XMAS” no es lo que parece, porque puestos a parecer su marcada presencia de la “X” lo traslada al extremo opuesto de donde debería estar ¿O no?
“X” es un símbolo utilizado para la pornografía, es también un signo empleado como comodín de algo que no se quiere decir; “X” equivale a empate en las quinielas; “X” son los rayos de las radiografías y es también la representación de “Kiss” en nuestro actual mundo digital; “Factor X” es un banal programa internacional de televisión dedicado a la búsqueda de talentos musicales; “X-men” son un grupo de superhéroes del universo Marvel…
Desde luego que, bajo la perspectiva del Naming, “XMAS” es un nombre fatal para describir a la Navidad.
De entrada es evidente que incumple 2 de las principales reglas de la creación de nombres de marca (naming):
- Un buen nombre tiene que ser sugerente y evocador.
Las asociaciones que remiten a conceptos concretos positivos son más poderosas y aportan valor a la marca.
- Un buen nombre debe evitar asociaciones negativas.
Muchos son ya los casos de nombres que no han seguido esta importante regla: Pajero, Moco, Laputa…
Ya que sabemos que un buen nombre puede ser el principio de una buena historia, no nos empeñemos en destruir una de las más “puras” en nuestra cultura, así que os deseo a todos Felices Fiestas y espero que sigamos en contacto durante el próximo año.
Merry Christmas!!
Carlos Puig Falcó
CEO en Branward®
Fotos: Shutterstock.co, hdwallpaperstock.com, musicagratismp3.org