La palabra ‘selfie’, elegida como palabra del año en 2013 por la Universidad de Oxford, ha monopolizado las conversaciones desde que Jennifer Lee etiquetara su primera foto como selfie el 14 de enero de 2011 en Instagram. A día de hoy, se han publicado ya unos 73 millones de imágenes bajo esta categoría y se ha convertido en el gran fenómeno social. Nada raro para una sociedad en que 200 millones de usuarios utilizan asiduamente esta aplicación.

Desde el punto de vista publicitario, diferentes marcas y empresas se han aprovechado de su reciente popularidad y es que el conocido product placement, o emplazamiento de producto, ha sobrepasado las barreras del cine y de la televisión para asentarse en las redes sociales.

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Sin ir más lejos, los usuarios de la start-up Badget-Hunt llamados badgers, una vez inscritos en esta web, se pueden hacer un selfie diario con el anunciante de su elección y obtener Bitcoins por ello. Los precios oscilan entre los 5 y los 50 dólares al día en función de la capacidad de influencia del usuario (más sobre #badgehunting).

Otro caso conocido es el de el famoso selfie de los Oscar 2014 en el que la presentadora, Ellen DeGeneres, se hizo un autorretrato junto a más actores a través de un móvil Samsung Galaxy Note 3. Este tweet se convirtió en el más famoso de la historia con casi 3,5 millones de RT y la repercusión visual de la marca fue de 37 millones de personas. El emplazamiento publicitario de Samsung durante la gala de los Oscar fue muy comentado pero no fue un acto repentino de la presentadora, sino que Samsung ya acordó con la cadena que emitía la gala realizar un amplio patrocinio de la marca.

Incluso, la campaña “Show yours” de Calvin Klein invitaba a famosos y blogueros de moda a subir sus “selfies” a Instagram utilizando los clásicos boxers de la firma. Y estos son algunos datos: sólo el día después de publicarse las primeras fotos ya se habían producido más de un millón de interacciones  entre los fans de Facebook, Twitter e Instagram.

Se dice que la mejor publicidad no es la más cara, sino la más ingeniosa y eso es algo de lo que pueden presumir las redes sociales: de democratizar la creatividad y el ingenio al alcance de muchas personas.

¿Es posible que al usuario de Internet no le preocupe recibir impactos publicitarios encubiertos a través de las redes sociales? Está claro que esta manera de publicitar indirectamente el producto a través de los autorretratos le da una imagen más cercana y fresca a la promoción y acerca la marca a los usuarios.

En definitiva, el selfie es un fenómeno social que seguirá en auge por mucho tiempo y pueden convertirse en una rentable fuente de ingresos en un momento de saturación comunicacional por lo que las marcas deben percatarse de ello. ¿Cómo? Reinventándose.

 

Marina Moreno

Brand Consultant de Branward®

Fotos: Google