(Recomendamos la lectura previa de los capítulos anteriores de Planeta Marca)

Es muy cierto que la apariencia física: logos, envases, etiquetas, estética publicitaria, tono y estilo ayudan mucho a sobrevivir e incluso a triunfar en el Planeta de las Marcas. Un mundo maravilloso que, como en las mejores puestas en escena, nos sumerge y multiplica el valor intrínseco de la obra teatral, película o ballet. Magnífico, irreprochable. Imprescindible.

Pero lo que de verdad permanece y enraíza con la persona-cliente de productos y servicios es el espíritu, los valores racionales y emocionales que sean capaces de transmitir nuestros Planetas Marca.

Aquellos Planetas Marca que consiguen estimular nuestro interés y mantener nuestra fidelidad por sus valores intangibles, diferenciales, mezclados con una solidez racional incombustible y multiplicados por un posicionamiento atractivo, incluso en circunstancias desfavorables e inferioridad, son los que triunfarán y perdurarán. Seguro.

Las marcas se construyen a imagen y semejanza del ser humano: espíritu, que es su parte más emocional y cuerpo (desnudo) que es la parte racional. Lo demás es vestimenta.

Una marca con un lado emocional cautivador y una personalidad arrolladora ha ganado la mitad de la partida. La otra la gana con un lado racional sano, atlético. Luego, vístala bien; pero luego, al final.

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Aquí van algunas pistas para poder engendrar esos valores:

  • Analice su producto con la frialdad de un cirujano. No se apasione.
  • Analice su competencia sin desmerecerla (lo cual es típico).
  • Analice la sociedad en la que va a vivir su Planeta Marca. Y analizar es una disciplina agotadora que siempre paga.
  • Analice otras sociedades extranjeras y aprenda de sus mercados. E, insisto, analizar no es mirar un rato, es despiezar.
  • Ahora desmenuce su empresa, hasta el mínimo detalle.
  • Después evalúe a sus empleados con la misma frialdad. Sepa hasta dónde depende de ellos y hasta qué punto van a soportar la tensión que supone construir y mantener un Planeta Marca fuerte.
  • Pregunte, exprima la opinión de sus colaboradores.
  • Asimile bien lo aprendido.
  • Descanse
  • Contrate a la Consultora de Marca que merezca su confianza y que se adapte mejor a sus necesidades y ambiciones. Comparta todo lo aprendido.

A partir de aquí comenzará un proceso apasionante en el que se convertirá con su Consultora en un equipo de alquimistas en busca de la mejor fórmula de valores (racionales y emocionales) para su marca. Una búsqueda que responda a las expectativas que hemos detectado en nuestro proceso de análisis anterior.

La R.A.E. dice que un valor es, en su acepción tercera: el alcance de la significación o importancia de una cosa. La fuerza, actividad, eficacia o virtud de las cosas para producir sus efectos.

Así de importantes son. Tanto que la Academia los describe como fuerza y eficacia, las claves para producir efectos.

De estos valores nacidos del conocimiento profundo nace el posicionamiento, nuestra razón de ser y de convencer irrenunciable.

Un documento breve, en apariencia inofensivo, pero cargado de peso específico y de intención. La plataforma desde la cual vamos a impulsar a nuestro Planeta Marca a conquistar el universo.

Ignacio Ochoa

Consejero Delegado en Branward®

Autor del libro “Planeta Marca”

Fotos: thomasprior.tumblr.com