Cada día nos encontramos con comparecencias o entrevistas de portavoces que hubiesen deseado abstenerse de hablar tras un inoportuno comentario (cualquiera que lea esto le vendrá un buen ejemplo a la cabeza)
En el mundo actual en el que vivimos, con un acceso cada vez mayor y más rápido a la información, la capacidad para hacer destacar nuestro mensaje del resto y hacerlo atractivo para nuestras audiencias se ha vuelto crítica.
Es fundamental contar con portavoces que sean capaces de optimizar sus apariciones ante los medios de comunicación. Un buen portavoz es una persona capaz de transmitir un mensaje con claridad, contundencia y seguridad. Por tanto cualidades como facilidad de palabra, capacidad de improvisación, naturalidad, alto grado de credibilidad y capacidad de adaptación de los mensajes al tipo de receptor son imprescindibles.
Lamentablemente no hay fórmulas mágicas, pero si unas recomendaciones básicas que ayudan a salir airoso en una intervención ante los medios:
1. En primer lugar hay que definir muy bien quien es el representante de la empresa/institución ante los medios de comunicación y formarle para dicha función.
2. Toda entidad que trate con los medios debe disponer de un argumentario corporativo que el portavoz de la empresa debe conocer al detalle e interiorizarlo.
3. Elaborar un Q&A, o preguntas y respuestas más frecuentes (documento de carácter interno), en el que se detallan todas aquellas cuestiones susceptibles del interés mediático.
4. Ante los medios se debe estar preparado para contestar todo tipo de preguntas, especialmente aquellas que nos puedan resultar más incómodas.
5. Nunca menospreciar preguntas, por muy absurdas que nos puedan parecer.
6. Las intervenciones del portavoz de una compañía ante los medios se tienen que preparar SIEMPRE. El responsable de comunicación debe pasar a los portavoces una ficha en el que se detallen los aspectos fundamentales de la entrevista: periodista, medio, motivo, enfoque de la temática, lugar día y hora de realización, duración aproximada, etc.
7. Ser conciso y claro en las respuestas. Hay que hablar con naturalidad y sin prisas.
8. La entrevista finaliza cuando el periodista ha salido por la puerta, no antes. Cuidado con el “off the record”.
En definitiva, la mejor receta es preparación, preparación, preparación. Sin olvidar analizar y estudiar cualquier intervención realizada de manera crítica con el objetivo de mejorar.
Eva Ayuso
Communication Strategist & Brand Consultor
Fotografías: freepick.es / buro.cl